¿Cómo debo relacionarme con
Dios?
Juan nos relata el encuentro de Jesús con una
mujer de Samaria. Veamos parte del intercambio que tuvo Jesús
con esta mujer.....
--Todo el que beba de esta agua volverá a tener sed
--respondió Jesús--, pero el que beba del agua que yo le
daré, no volverá a tener sed jamás, sino que
dentro de él esa agua se convertirá en un manantial del
que brotará vida eterna.
--Señor, dame de esa agua para que no vuelva a tener sed ni siga
viniendo aquí a sacarla.
--Ve a llamar a tu esposo, y vuelve acá --le dijo Jesús.
--No tengo esposo --respondió la mujer.
--Bien has dicho que no tienes esposo. Es cierto que has tenido cinco,
y el que ahora tienes no es tu esposo. En esto has dicho la verdad.
--Señor, me doy cuenta de que tú eres profeta. Nuestros
antepasados adoraron en este monte, pero ustedes los judíos
dicen que el lugar donde debemos adorar está en
Jerusalén.
--Créeme, mujer, que se acerca la hora en que ni en este monte
ni en Jerusalén adorarán ustedes al Padre. Ahora ustedes
adoran lo que no conocen; nosotros adoramos lo que conocemos, porque la
salvación proviene de los judíos. Pero se acerca la hora,
y ha llegado ya, en que los verdaderos adoradores rendirán culto
al Padre en espíritu y en verdad, porque así quiere el
Padre que sean los que le adoren. Dios es espíritu, y quienes lo
adoran deben hacerlo en espíritu y en verdad.
--Sé que viene el Mesías, al que llaman el Cristo
--respondió la mujer--. Cuando él venga nos
explicará todas las cosas.
--Ése soy yo, el que habla contigo --le dijo Jesús.
Juan 4:13-26
No es una casualidad que Jesús hablara con
esta mujer. Jesús se da a conocer a ella en una forma más
clara que casi a ningún otro en todo lo que nos relata el
evangelio de Juan. Vemos que al despertar en ella un interés en
esta agua que da Jesús, él le pide que traiga a su esposo.
La respuesta que le da la mujer samaritana es una
respuesta media falsa. Una buena agencia de relaciones públicas
diría que hizo bien en presentar el mejor lado de sus
circunstancias. La verdad es que actuó en forma
hipócrita. Quiso presentarse como lo que no era.
Ni por un instante engaño a Jesús.
Jesús sabía exactamente todos los detalles de su vida.
Sabia que “tenía” un hombre que no era su esposo. Sabia que
había tenido cinco esposos. Y esto es lo que le dice, pero la
verdad es que Jesús sabia todos los detalles de su vida.
La mujer samaritana quiso cambiar el tema al darse
cuenta que Jesús era a su parecer un profeta. Era mucho
más confortable hablar acerca de la práctica de la
religión que de su vida personal. Jesús regresa el tema
al hecho que el conocía toda su vida. Le dice “quienes lo adoran
deben hacerlo en espíritu y en verdad”. Ya que Jesús
conoce todo acerca de nosotros, no podemos acercarnos a Él con
falsedad acerca de nosotros mismos.
Puedes presentar una imagen falsa de lo que eres
ante tu familia, tus amigos, tus compañeros, tu iglesia y
aún a veces nos mentimos a nosotros mismos acerca de lo que
somos. Pero no podemos presentarnos con falsedad ni hipocresía
ante Jesús.
Jesús sabes exactamente y detalladamente
quienes somos, que hemos hecho y que es lo que anhelamos.
Inclusive antes de este pasaje en Juan, esta otro
dónde Juan nos dice esto....
Mientras estaba en Jerusalén, durante la fiesta de la Pascua,
muchos creyeron en su nombre al ver las señales que
hacía. En cambio Jesús no les creía porque los
conocía a todos; no necesitaba que nadie le informara nada
acerca de los demás, pues él conocía el interior
del ser humano.
Juan 2:23-25
Jesús conoce el interior del ser humano. Casi
todo el mundo se maquilla y se viste para tener una cierta imagen,
¡aún cuando la imagen que pretendemos sea la imagen de
alguien que no pretende una imagen!
Esto es como un idolatría al revés.
Queremos presentar ante Dios una imagen de lo que somos en vez de lo
que realmente somos. Pero no funciona. Tenemos que presentarnos tal
como somos delante de Dios, con todo nuestra ser y esencia al
descubierto delante de Él.
El Salmista ya sabía que Dios veía la
mente y el corazón de cada persona.
Dios justo, que examinas mente y corazón, acaba con la maldad de
los malvados y mantén firme al que es justo. Mi escudo
está en Dios, que salva a los de corazón recto.
Salmos 7:9-10
Hebreos recalca esta verdad...
Ciertamente, la palabra de Dios es viva y poderosa, y más
cortante que cualquier espada de dos filos. Penetra hasta lo más
profundo del alma y del espíritu, hasta la médula de los
huesos, y juzga los pensamientos y las intenciones del corazón.
Ninguna cosa creada escapa a la vista de Dios. Todo está al
descubierto, expuesto a los ojos de aquel a quien hemos de rendir
cuentas.
Hebreos 4:12-13
En este pasaje vemos que la palabra de Dios, viene
siendo el medio por el que Dios obra en nosotros. La palabra de Dios no
es nada más algo que oímos, sino es algo activo que nos
juzga. Juzga “los pensamientos y las intenciones del corazón”.
Por si hubiera una duda nos aclara, “Ninguna cosa creada escapa a la
vista de Dios”. No podemos escondernos de Dios. No podemos vivir ajenos
a su conocimiento de lo que somos, pensamos y sentimos.
El autor nos hace ver que esto no es sólo un
problema de información o falta de privacidad. Todo esta
“expuesto a los ojos de aquel a quien hemos de rendir cuentas”. Tenemos
que dar cuentas a aquel que nos ve.
De todo esto saco varias conclusiones.
1) No debo perder mi tiempo tratando de jugar con Dios. Sería
más honesto pelearme con Dios, o estar enojado con Dios que
tratar de jugar con Dios y creer que por aún un instante le
pudiera engañar.
2) Puedo posponer el rendir cuentas ante Dios, pero no lo puedo evitar.
O me ponga a cuentas con Él ahora o lo haré
después en peores condiciones.
3) Si quiero tener una relación con Dios, tengo que presentarme
siempre ante el con sinceridad, con mi corazón en la mano.
.....y todo esto nos libera para orar en una forma muy sencilla y real
a Dios!!!
4) No debo orar con palabras que no son mías. Debo hablar con
mis palabras y expresar lo que pienso en mi mente y lo que siento en mi
corazón. ¡De todas maneras Jesús ya lo sabe!
Esta bien empezar a orar diciendo algo como “pues Dios ahora si que he
hecho un desastre de...” (mi vida, este día, esa oportunidad,
este relación, etc.)
Espero que al vivir ante Dios y orar ante Dios en
una forma totalmente real y sincero que tu relación con Dios sea
también muy real y llegue a ser lo más importante en tu
vida.
Esteban
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